Nos encontramos en febrero, en mitad del invierno, y debemos empezar nuestras tareas para preparar la temporada de primavera-verano, época importante para el rey de la huerta: el tomate.
El año pasado estuvimos jugando con unas 30 variedades de semillas de los mejores tomates en nuestros Huertos Montemadrid. Desde el tipo cherry, hasta tomates de gran tamaño procedentes de variedades locales de nuestra sierra más cercana.
Nuestro deber como hortelanos convencidos de una agricultura mas inclusiva, ética y protectora del medio ambiente, es cerrar los círculos de selección de semilla, favorecer intercambios con otras personas y tener en consideración otros aspectos que rodean este cultivo y otros.
¿Cómo comenzamos el proceso?
El primer paso es escoger los semilleros donde vamos a sembrar nuestras semillas, tienen que ser de unos 10 cm de alto y 10 cm de ancho, más o menos, y debemos limpiarlos bien si han sido utilizados anteriormente en otras siembras, así evitaremos que agentes patógenos puedan interferir en el cultivo.
A continuación, elegimos bien la tierra donde vamos a instalar estas semillas. Lo recomendable es optar por una buena mezcla de diferentes materiales como son el humus de lombriz, la fibra de coco e incluso un poco de arena de río. Se puede mezclar a partes iguales, pero no recomendamos utilizar mantillo, recebo, ni turba, ya que es bastante contaminante y su extracción es poco ecológica.
Estamos hablando de la siembra del tomate, pero, ¿no hace mucho frío todavía para ello? Sí, por supuesto. Lo que te aconsejamos es que hagas un proceso en «cama caliente» dentro del invernadero o incluso dentro de casa, donde puedes emplear germinadores que encontrarás en cualquier tienda con sección de jardinería.
Es muy importante mantener la temperatura alta hasta que la planta pueda germinar y desarrollarse. A finales de primavera, y ya con un tamaño de 25-30cm, podemos sacar las tomateras al exterior, donde pasaran el verano hasta su recolección.
Riego y humedad
El primer contacto con el agua será sumergir nuestro semillero en una bandeja sin agujeros. El propio semillero recogerá esa agua por debajo y dejará intacta las semillas que están más arriba. Así no corremos riesgos de que salte la semilla o se hunda al regar por encima.
El factor humedad de estos semilleros es también muy importante. La humedad excesiva puede llevar al traste nuestro trabajo previo y si nos quedamos cortos en el riego sucede igual. Lo adecuado es encontrar el término medio. Si tienes dudas, lo ideal es que cuando toques la tierra, notes que está ligeramente húmeda.
Después ponemos una semilla en cada hueco del semillero recordando que, en profundidad, tiene que estar al doble de su tamaño.
En el plazo de unas dos semanas verás empezar a germinar. Cuando las plantas saquen dos pares de hojas verdaderas, podemos trasplantarlas a otro envase más grande que la permita vivir hasta mayo, época en la que la trasplantaremos definitivamente.
Mucha suerte con vuestros semilleros y ¡recordad que una buena semilla es oro!
Un saludo hortelano.