El otoño ya está aquí y vemos cómo nuestras plantas empiezan a tener síntomas de marchitamiento, y nos entregan sus últimos frutos para intentar preservar su simiente. Con este cambio de estación, es sumamente importante hablar de la preparación del terreno para la nueva época y así es como os aconsejamos que lo hagáis.
Para empezar, arrancaremos las plantas de verano. Lo podemos hacer por bloques, como por ejemplo todos los tomates. En cambio, los pimientos y las berenjenas tienen más aguante, como os explicamos en el post anterior, ya que es su momento de máxima producción.
Un buen uso para estas plantas que han terminado su ciclo es trocearlas para nuestro compost. En cuanto a las hojas, pueden servir haciendo un macerado para fumigar las próximas plantas, como las coles. Incluso podemos depositarlas en la tierra junto a los demás restos, bien troceados, para utilizarlo como materia orgánica para el huerto.
Una vez tengamos limpio el huerto de adventicias y plantas de verano, debemos remover la huerta, bien con azada, motocultor o laya, para ahuecar la tierra que ha permanecido compacta durante los últimos meses.
Es en este momento donde podremos mejorar las cualidades de nuestra tierra añadiendo por ejemplo fibra de coco, humus de lombriz, arena, compost, estiércol maduro, arlita u otros materiales que dependiendo de muestro terreno, podremos echar en mayor o menor medida.
Una vez añadidos los nuevos elementos, nos queda rastrillar para darle forma al bancal. Tras este paso, colocaremos nuestro riego por goteo (ahorra agua y es más eficiente), de tal forma que los tubos queden a unos 25 o 30 cm unos de otros, posibilitando un riego compensado en todas zonas del bancal. Podemos hacer una comprobación del sistema abriendo el riego y viendo cómo sale agua de todos los agujeros de la manguera.
Como último punto, realizaremos la nueva plantación y siembra. Recordad siempre mirar qué tipo de plantas se adaptan mejor a vuestro clima y gusto, y, a partir de ahí, situadlas en consonancia a la rotación de las plantas de verano. Por ejemplo: donde plantamos los tomates, deberíamos colocar leguminosa. Entre las coles, colocamos las lechugas. Sembraremos plantas de raíz donde el terreno esté más compactado, etc.
Este sería un pequeño resumen de la preparación de un terreno estándar. Dependiendo de cada terrero, la composición, climatología y las condiciones, hay modelos diferentes. Con estos consejos ¡ya podéis comenzar a mudar vuestro huerto para el otoño!