Naturaleza y salud, la experiencia hortelana de Loreto

Algunos días Loreto se levanta y da un paseo hasta su huerto, un lugar alejado del bullicio de la ciudad. En él crecen, dependiendo de la estación, tomates, berenjenas, ajos o pimientos. Rodeada por naturaleza y bajo el cielo azul de Madrid, cuida las plantas o recoge los frutos de su trabajo para, al llegar a casa, poder disfrutar de una comida producida enteramente por ella. Ésta es sólo una de las muchas realidades de Huertos Montemadrid, una iniciativa de Fundación Montemadrid que pone parcelas a disposición de hortelanos particulares. Hablamos con Loreto García, una de nuestras hortelanas, para que comparta su experiencia en nuestro blog.

Loreto lleva más de una temporada generando sus propios alimentos. “Decidí alquilar una parcela —nos cuenta— porque me gustó cómo estaban organizados los huertos, estaban cerca de mi casa y me ofrecían todo lo necesario para empezar a probar una actividad como esta, sobre todo poder cultivar mis propias verduras, tener garantías de calidad en nuestra alimentación y estar en contacto con la naturaleza, con el valor añadido de que se trata de agricultura ecológica”.

Una de las mejores consecuencias de tener un huerto propio es consumir los alimentos cultivados por uno mismo y Loreto lo tiene claro: “Se siente bastante satisfacción incluso antes de comerlo, cuando ves que la semilla ha germinado, parece algo mágico y cuando la planta empieza a desarrollarse y aparecen los primeros frutos sientes cómo la naturaleza te devuelve con creces lo que tú has sembrado. Es una sensación muy bonita esa relación que se crea entre tu trabajo y tu cuidado con la tierra que te lo devuelve en forma de alimento”.

Loreto, que ya ha vivido varias estaciones en contacto con el huerto, ha experimentado ya con varios tipos de plantaciones, “este verano sobre todo recogí berenjenas y pimientos, que es lo que mejor se fue dando. Disfruté mucho cosechando el ajo, del que recolecté en junio bastantes cabezas”, nos dice orgullosa. Aun así, nos recuerda que un huerto también requiere trabajo y responsabilidad: “Lo más duro a nivel físico es preparar la tierra. Hay que hacer unas cavas profundas para que la tierra quede bien removida y suelta y requiere bastante esfuerzo de varios días”. También hay que tener en cuenta las diferentes estaciones y estar preparado para comprometerse con el huerto, ya que, por ejemplo, “el cultivo de invierno resulta más fácil porque no necesita tanta atención ni preparación, además de tener menos riegos. Sólo si plantas guisantes necesitas entutorar, y en algunos casos también las habas, pero el trabajo que requiere es menor”, explica, mientras que en verano “cuesta más trabajo toda la labor de tutorar los tomates y asegurar que la planta está bien sujeta y no vaya a sufrir si hay vientos fuertes”.

 

Nuestra hortelana ya tenía nociones de agroecología debido a algunas experiencias previas con la permacultura: “Sabía algo acerca de labranza ecológica, acolchados de suelo, remedios naturales para combatir plagas, etc. Pero eran conocimientos más teóricos que prácticos”. Ahora, gracias a Huertos Montemadrid, ha podido continuar con su aprendizaje partiendo de una base más práctica y de contacto directo, ya que también contamos con profesionales dispuestos a ayudar a todos nuestros hortelanos. Al alquilar su parcela, Loreto disfrutó de un taller para aprender a planificar un huerto: “Nos explicó cuáles eran las cosas que teníamos que tener en cuenta para planificarlo, como la asociación de cultivos, la rotación de los mismos, márgenes de plantación, enriquecimiento de la tierra, riegos, etc. Un taller de iniciación para empezar a poner en marcha nuestros huertos”.

Loreto ya tiene su propio huerto y labra sus propios alimentos, una iniciativa que “genera en estas zonas, en principio baldías, un montón de recursos que mejoran la tierra y también nuestras vidas”. ¿Y tú? ¿Te apuntas a cultivar?

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