Prepara ya tus semilleros para la primavera

Por fin llega febrero y podemos ponernos manos a la obra con el trabajo de primavera. Sí, sí, de primavera, porque, aunque estemos en pleno invierno, es el momento de preparar nuestros semilleros para la temporada primavera-verano.

Febrero y marzo son los meses perfectos para semillar todas nuestras solanáceas. Es decir, las reinas de la huerta como berenjenas, tomates o pimientos. Y también nuestras cucurbitáceas: pepino, calabacín, calabaza o sandía. Esto sí, debemos realizar esta tarea teniendo siempre presente que nuestro semillero cuente con suficiente calor y humedad como para que puedan germinar de forma fiable.

Pero, ¿cómo preparamos estos semilleros? Lo primero es utilizar los elementos adecuados, empezando por bandejas de semillación que se adapten al tamaño de nuestra semilla y a la planta que, tras su germinación, tendrá que albergar durante unos dos meses antes de ser trasplantada a la huerta. En el caso de las lechugas, por ejemplo, al tener una semilla muy pequeña, las sembraríamos en nuestros alveolos de menor tamaño, mientras que para una calabaza usaríamos los más grandes.

Como soporte de la semilla y su posterior plantita utilizaremos fibra de coco, capaz de retener la humedad y permitir una buena aireación, además de humus de lombriz, para aportar nutrientes y un poco de arena para lograr un mayor éxito en la germinación. Una vez conseguida la mezcla, haremos un poco de presión en la tierra con el dedo y ya podremos semillar. Volviendo al ejemplo de las lechugas, incorporaríamos un par de semillas para asegurarnos al menos una planta. Sin embargo, con semillas más grandes como la del calabacín, bastaría con meter una. En estos casos es muy importante hacerlo al doble de profundidad de lo que mide la propia semilla, para evitar que quede demasiado profunda o demasiado cerca de la superficie.

El siguiente paso es regar con una lluvia muy fina, ya que un gran chorro de agua podría hacer que las semillas se hundiesen demasiado o hacerlas saltar del alveolo. Para terminar, tendremos que indicar con unas banderolas o marcadores qué variedad hemos sembrado y su fecha de semillación, para nos despistarnos en el futuro (y creednos, es fácil que, un mes después, no recuerdes qué plantaste en ese semillero). Es fundamental que tengamos una humedad y calor constantes, que evitemos encharcar los semilleros y tengamos cuidado con las corrientes de aire.

Por supuesto, utilizaremos siempre semillas ecológicas seleccionadas en su origen de las mejores plantas (también ecológicas) que nos permitan mantener una buena genética y una alta calidad. Con el trabajo previo de selección, recogida y extracción de estas semillas conseguiremos plantas más diversas y la posibilidad de recuperar variedades autóctonas que cuentan con años y años de trabajo de la naturaleza detrás. Así que, paciencia y a ponerse en marcha para empezar un nuevo ciclo y crear vida en nuestro huerto. ¡Y no os olvidéis de disfrutar!

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