Cosechamos la integración

Hay algo que plantamos en los Huertos Montemadrid y que es más bonito que nuestros tomates y calabacines ecológicos, es la integración.

Nuestro terreno de cultivo se encuentra situado en el Ponce de León, un centro de la Fundación Montemadrid que ofrece un proyecto de educación inclusiva de calidad y bilingüe en lengua de signos. Además de ser un colegio de referencia para la comunidad sorda, también cuenta con un Centro Ocupacional al que asisten diariamente 54 usuarios con autismo y otras discapacidades y un Centro Especial de Empleo.

Hugo es uno de los chicos del Centro Especial de Empleo que actualmente está haciendo sus prácticas aquí. Es sordo. Llegó de Paraguay en 2007. Primero se formó en la encuadernación y estuvo probando hasta que descubrió que lo que le gustaba de verdad era la jardinería. Y aquí está. Cada día, cuida y riega las plantas de nuestros hortelanos. Revisa que está todo correcto y ayuda a semillar a Alba, el responsable de la cooperativa Germinando que está a cargo de los Huertos.

Los alumnos del Centro Ocupacional del Ponce de León trabajando mano a mano en una de nuestras parcelas.

Además de Hugo muy frecuentemente recibimos la visita de los chicos del centro ocupacional. En total son 54 personas, alrededor del 50% son personas sordas y sordociegas y todas tienen discapacidad intelectual u otras discapacidades. Una de las áreas que trabajan es la jardinería. Hacen sus plantaciones en los invernaderos y también vienen a los huertos. Marta, coordinadora del centro ocupacional dice que la vida les cambia una vez empiezan a meterse en la rutina. “El tema de la huerta les hace mucha ilusión porque luego se lo comen, presumen de que lo han hecho ellos, se lo dan a un amigo o a un vecino y todo eso favorece su autoestima. La autoestima es lo más importante. Hay personas que creen que no valen para nada, muchas veces es lo que se les ha hecho creer. Una vez que están aquí mejoran, tanto su aprendizaje como sus vínculos sociales. Se relacionan entre iguales, tienen relaciones simétricas que les permiten desarrollarse, incluso tener pareja o quedar los fines de semana. También se sienten útiles con el trabajo porque están aprendiendo un oficio. Se ilusionan y ven cómo mejoran”.

En este proyecto educativo nosotros no somos solo el espacio, también somos el medio. Los beneficios que recibimos del alquiler de las parcelas se destinan íntegramente al mantenimiento del Ponce de León. Así que al tiempo que crecen los tomates, los calabacines, los pepinos ecológicos de nuestros hortelanos, también crecen las oportunidades para los alumnos y las semillas de nuevos proyectos que permitirán seguir dando formación a todos.  Poco a poco, día a día, cosechamos la integración.

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